Nació de las calles de Santiago, pues se hace con botánicos producidos en la ciudad, de elaboración artesanal y destilado en alambique de cobre.
Es producido por Destilería Zunda, una micro empresa familiar y urbana inserta en el proyecto Factoría Flanklin. Su apuesta es por los principios de la Sostenibilidad, comprando a productores locales y pagando los precios justos. También aprovecha al máximo los recursos y son eficientes en sus procesos, todo esto dentro de un respeto y admiración por la naturaleza.